Hay innumerables historias de empresas y organizaciones que han aprovechado la última crisis para impulsar la rentabilidad y la eficiencia de su negocio. Un análisis realizado por la consultora Bain, con datos de la recesión de 2008, descubrió que las organizaciones con mejor rendimiento no solo sobrevivieron, sino que sus ganancias aumentaron de forma constante a lo largo de ese periodo y siguieron creciendo después. Sin embargo, cuando las dificultades llegaron, aquellas que pasaron al “modo supervivencia” (pocas tenían planes de contingencia), haciendo grandes recortes y reaccionando a la defensiva, se estancaron.
Esta misma situación se podría extrapolar a los momentos actuales que vivimos y a los centros educativos, que son organizaciones y empresas muy sensibles a estas crisis económicas. Desde Expense Reduction Analysts nos gustaría aportar algunos consejos que pueden ayudar a mitigar el impacto de la situación a la que muchos colegios se están enfrentando.
Estar atento a las señales. La mayoría de las crisis económicas se pueden predecir con antelación. Sin embargo, muchos ignoran estas señales de advertencia durante demasiado tiempo, lo que hace que entren en pánico y cierren las escotillas (demasiado tarde) mientras intentan sacar a la empresa de las aguas peligrosas. Señales como el nuevo mínimo histórico en la tasa de natalidad del primer semestre en España o índices máximos de inflación (10.3%) en agosto, no pueden ser ignorados.
Tener un plan y cumplirlo. La toma de decisiones estratégicas en una recesión debe equilibrar el corto plazo con la posición que se desea después de la recesión. Aquellos que salieron airosos cambiaron radicalmente sus operaciones, pero esto requiere un buen y ágil plan.
El efectivo es cada vez más importante. La disponibilidad de crédito es limitada, el control de la tesorería y la planificación, por ejemplo, de bajas o no renovaciones, necesitan más atención que nunca.
No tener un control demasiado centralizado. Curiosamente, aquellos que tenían las operaciones más descentralizadas obtuvieron buenos resultados, ya que fueron más rápidos a la hora de responder a las condiciones cambiantes y a las necesidades de los alumnos y familias.
No incurrir en demasiadas deudas. Aquellos con altos niveles de endeudamiento son vulnerables a medida que aumentan los tipos de interés y entra menos efectivo para hacer frente a los crecientes reembolsos.
Decir no a los recortes y a la quema. Recortar demasiado los costes es un riesgo enorme, las recesiones duran relativamente poco y estar en la mejor posición para aprovechar las olas del crecimiento requiere un delicado equilibrio, que cobra especial importancia en sectores clave como la educación o la sanidad.
No tener una sola respuesta. Al centrarse únicamente en la reducción de gastos, se enfoca todas las decisiones desde el punto de vista de la optimización de costes, en lugar de aprender a operar de forma más eficiente. Intentar hacer lo mismo con menos, se traduce en servicios de menor calidad, con la consiguiente pérdida de clientes.
No esperar lo mejor y tener paciencia. El peor lugar para estar es pensar que se puede seguir haciendo lo mismo que siempre se ha hecho.
Cuidado con las reducciones de personal. La pérdida de empleados es inevitable, pero aquellos que salieron más reforzados recurrieron menos a la reducción de personal y se centraron más en las mejoras operativas para optimizar gastos.
Es hora de revisar la ruta del centro. Lograr la eficiencia operativa examinando todos los aspectos, incluyendo aquello de lo que hay que desprenderse. El truco está en que los costes se mantienen bajos cuando vuelve la demanda, lo que permite que los beneficios crezcan más rápido que los de la competencia.
Los líderes necesitan valor. Para aquellos que no se atrevan a realizar adquisiciones e inversiones, sus colegios tendrán dificultades para recuperar el impulso.
Adelantarse a sus competidores y expandirse allí donde sus competidores recortan. Desarrollar nuevas oportunidades de negocio invirtiendo en I+D y marketing, así como aprovechando los precios bajos para comprar propiedades, instalaciones y equipos. Esto ayuda tanto durante, como después de la recesión, ya que responde más rápidamente que los rivales a las subidas de la demanda.
Por último, y a modo de conclusión, es clave resaltar que de nada sirve todo lo comentado anteriormente si cada centro educativo no es capaz de identificar y aprovechar las oportunidades que se presenten. Para ello, la observación, la anticipación y la colaboración son vitales para asegurar la sostenibilidad del colegio, tanto en el presente como en lo que está por llegar. ¿Está preparado? ¿Cuál es su plan?
Imma Foix Guerrero
Senior Partner